...la Biblia de Jerusalén
Salmo 39, 5-8
5 (6) «Oh sí, de unos palmos hiciste mis días, mi existencia cual nada
es ante ti; sólo un soplo, todo hombre que se yergue,
6 (7) nada más una sombra el humano que pasa, sólo un soplo las
riquezas que amontona, sin saber quién las recogerá.»
7 (8) Y ahora, Señor, ¿qué puedo yo esperar? En ti está mi esperanza.
8 (9) De todas mis rebeldías líbrame, no me hagas la irrisión del
insensato.