4 (5) Yo lo recuerdo, y derramo dentro de mí mi alma, cómo
marchaba a la Tienda admirable, a la Casa de Dios, entre los gritos de júbilo
y de loa, y el gentío festivo.
5 (6) ¿Por qué, alma mía, desfalleces y te agitas por mí? Espera en
Dios: aún le alabaré, ¡salvación de mi rostro y
6 (7) mi Dios! En mí mi alma desfallece. por eso te recuerdo desde la
tierra del Jordán y los Hermones, a ti, montaña humilde.
7 (8) Abismo que llama al abismo, en el fragor de tus cataratas, todas
tus olas y tus crestas han pasado sobre mí.
8 (9) De día mandará Yahveh su gracia, y el canto que me inspire por
la noche será una oración al Dios de mi vida.