3 (4) no por su espada conquistaron la tierra, ni su brazo les dio
la
victoria, sino que fueron tu diestra y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque
los amabas.
4 (5) Tú sólo, oh Rey mío, Dios mío, decidías las victorias de Jacob;
5 (6) por ti nosotros hundíamos a nuestros adversarios, por tu nombre
pisábamos a nuestros agresores.
6 (7) No estaba en mi arco mi confianza, ni mi espada me hizo
vencedor;
7 (8) que tú nos salvabas de nuestros adversarios, tú cubrías de
vergüenza a nuestros enemigos;