...la Biblia de Jerusalén
Salmo 5, 2-7
2 (3) atiende a la voz de mi clamor, oh mi Rey y mi Dios. Porque a ti
te suplico,
3 (4) Yahveh; ya de mañana oyes mi voz; de mañana te presento mi
súplica, y me quedo a la espera.
4 (5) Pues no eres tú un Dios que se complace en la impiedad, no es
huésped tuyo el malo.
5 (6) No, los arrogantes no resisten delante de tus ojos. Detestas a
todos los agentes de mal,
6 (7) pierdes a los mentirosos; al hombre sanguinario y fraudulento le
abomina Yahveh.
7 (8) Mas yo, por la abundancia de tu amor, entro en tu Casa; en tu
santo Templo me prosterno, lleno de tu temor.