...la Biblia de Jerusalén
Salmo 50, 2-20
2 Desde Sión, la Hermosa sin par, Dios resplandece,
3 viene nuestro Dios y no se callará. Delante de él, un fuego que
devora, en torno a él, violenta tempestad;
4 convoca a los cielos desde lo alto, y a la tierra para juzgar a
su
pueblo.
5 «¡Congregad a mis fieles ante mí, los que mi alianza con sacrificio
concertaron!»
6 Anuncian los cielos su justicia, porque es Dios mismo el juez. =
Pausa. =
7 «Escucha, pueblo mío, que hablo yo, Israel, yo atestiguo contra ti,
yo, Dios, tu Dios.
8 «No es por tus sacrificios por lo que te acuso: ¡están siempre ante mí
tus holocaustos!
9 No tengo que tomar novillo de tu casa, ni machos cabríos de tus
apriscos.
10 «Pues mías son todas las fieras de la selva, las bestias en los
montes a millares;
11 conozco todas las aves de los cielos, mías son las bestias de
los
campos.
12 «Si hambre tuviera, no habría de decírtelo, porque mío es el orbe y
cuanto encierra.
13 ¿Es que voy a comer carne de toros, o a beber sangre de machos
cabríos?
14 «Sacrificio ofrece a Dios de acción de gracias, cumple tus votos al
Altísimo;
15 e invócame en el día de la angustia, te libraré y tú me darás gloria.»
16 Pero al impío Dios le dice: «¿Qué tienes tú que recitar mis
preceptos, y tomar en tu boca mi alianza,
17 tú que detestas la doctrina, y a tus espaldas echas mis palabras?
18 «Si a un ladrón ves, te vas con él, alternas con adúlteros;
19 sueltas tu boca al mal, y tu lengua trama engaño.
20 «Te sientas, hablas contra tu hermano, deshonras al hijo de tu
madre.