...la Biblia de Jerusalén
Salmo 69, 18-33
18 (19) acércate a mi alma, rescátala, por causa de mis enemigos,
líbrame!
19 (20) Tú conoces mi oprobio, mi vergüenza y mi afrenta, ante ti
están todos mis opresores.
20 (21) El oprobio me ha roto el corazón y desfallezco. Espero
compasión, y no la hay, consoladores, y no encuentro ninguno.
21 (22) Veneno me han dado por comida, en mi sed me han abrevado
con vinagre.
22 (23) ¡Que su mesa ante ellos se convierta en un lazo, y su
abundancia en una trampa;
23 (24) anúblense sus ojos y no vean, haz que sus fuerzas sin cesar les
fallen!
24 (25) Derrama tu enojo sobre ellos, los alcance el ardor de tu
cólera;
25 (26) su recinto quede hecho un desierto, en sus tiendas no haya
quien habite:
26 (27) porque acosan al que tú has herido, y aumentan la herida de tu
víctima.
27 (28) Culpa añade a su culpa, no tengan más acceso a tu justicia;
28 (29) del libro de la vida sean borrados, no sean inscritos con los
justos.
29 (30) Y yo desdichado, dolorido, ¡tu salvación, oh Dios, me
restablezca!
30 (31) El nombre de Dios celebraré en un cántico, le ensalzaré con la
acción de gracias;
31 (32) y más que un toro agradará a Yahveh, más que un novillo con
cuernos y pezuñas.
32 (33) Lo han visto los humildes y se alegran; ¡viva vuestro corazón,
los que buscáis a Dios!
33 (34) Porque Yahveh escucha a los pobres, no desprecia a sus
cautivos.