...la Biblia de Jerusalén
Salmo 71, 3-24
3 ¡Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve, pues
mi roca eres tú y mi fortaleza.
4 ¡Dios mío, líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso
y del violento!
5 Pues tú eres mi esperanza, Señor, Yahveh, mi confianza desde mi
juventud.
6 En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas
de mi madre; ¡en ti sin cesar mi alabanza!
7 Soy el asombro de muchos, mas tú eres mi seguro refugio.
8 Mi boca está repleta de tu loa, de tu gloria todo el día.
9 A la hora de mi vejez no me rechaces, no me abandones cuando
decae mi vigor.
10 Porque de mí mis enemigos hablan, los que espían mi alma se
conciertan:
11 «¡Dios le ha desamparado, perseguidle, apresadle, pues no hay
quien le libere!»
12 ¡Oh Dios, no te estés lejos de mí, Dios mío, ven pronto en mi
socorro!
13 ¡Confusión y vergüenza sobre aquellos que acusan a mi alma;
cúbranse de ignominia y de vergüenza los que buscan mi mal!
14 Y yo, esperando sin cesar, más y más te alabaré;
15 publicará mi boca tu justicia, todo el día tu salvación.
16 Y vendré a las proezas de Yahveh, recordaré tu justicia, tuya sólo.
17 ¡Oh Dios, desde mi juventud me has instruido, y yo he anunciado
hasta hoy tus maravillas!
18 Y ahora que llega la vejez y las canas, ¡oh Dios, no me abandones!,
para que anuncie yo tu brazo a todas las edades venideras, ¡tu poderío
19 y tu justicia, oh Dios, hasta los cielos! Tú que has hecho grandes
cosas, ¡oh Dios!, ¿quién como tú?
20 Tú que me has hecho ver tantos desastres y desgracias, has de
volver a recobrarme. Vendrás a sacarme de los abismos de la tierra,
21 sustentarás mi ancianidad, volverás a consolarme,
22 Y yo te daré gracias con las cuerdas del arpa, por tu verdad, Dios
mío; para ti salmodiaré a la cítara, oh Santo de Israel.
23 Exultarán mis labios cuando salmodie para ti, y mi alma, que tú has
rescatado.
24 También mi lengua todo el día musitará tu justicia: porque han sido
avergonzados, porque han enrojecido, los que buscaban mi desgracia.