...la Biblia de Jerusalén
Santiago 1, 5-17
5 Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios,
que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará.
6 Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es
semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra
parte.
7 Que no piense recibir cosa alguna del Señor un hombre como éste,
8 un hombre irresoluto e inconstante en todos sus caminos.
9 El hermano de condición humilde gloríese en su exaltación;
10 y el rico, en su humillación, porque pasará = como flor de hierba: =
11 sale el sol con fuerza y = seca la hierba y su flor cae = y se pierde
su hermosa apariencia; así también el rico se marchitará en sus caminos.
12 = ¡Feliz = el hombre = que soporta = la prueba! Superada la
prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que le
aman.
13 Ninguno, cuando sea probado, diga: «Es Dios quien me prueba»;
porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a nadie.
14 Sino que cada uno es probado por su propia concupiscencia que le
arrastra y le seduce.
15 Después la concupiscencia, cuando ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte.
16 No os engañéis, hermanos míos queridos:
17 toda dádiva buena y todo don perfecto viene de lo alto, desciende
del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de rotación.