3 y que dirigís vuestra mirada al que lleva el vestido espléndido y le
decís: «Tú, siéntate aquí, en un buen lugar»; y en cambio al pobre le decís:
«Tú, quédate ahí de pie», o «Siéntate a mis pies».
4 ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y ser jueces con
criterios malos?
5 Escuchad, hermanos míos queridos: ¿Acaso no ha escogido Dios a
los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que
prometió a los que le aman?