4 Mirad también las naves: aunque sean grandes y vientos impetuosos
las empujen, son dirigidas por un pequeño timón adonde la voluntad
del
piloto quiere.
5 Así también la lengua es un miembro pequeño y puede gloriarse de
grandes cosas. Mirad qué pequeño fuego abrasa un bosque tan grande.
6 Y la lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es
uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la
gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos.