1 Cuando llegaron cerca de Kaserín, que está frente a Nínive,
2 dijo Rafael: «Tú sabes bien en qué situación dejamos a tu padre;
3 vamos a adelantarnos nosotros a tu mujer para preparar la casa,
mientras llegan los demás.»
4 Prosiguieron, pues, los dos juntos; el ángel le dijo: «Toma contigo
la hiel.» El perro seguía detrás de ellos.
5 Estaba Ana sentada, con la mirada fija en el camino de su hijo.
6 Tuvo la corazonada de que él venía y dijo al padre: «Mira, ya viene
tu hijo y el hombre que le acompañaba.»
7 Rafael iba diciendo a Tobías, mientras se acercaban al padre:
«Tengo por seguro que se abrirán los ojos de tu padre.
8 Untale los ojos con la hiel del pez, y el remedio hará que las
manchas blancas se contraigan y se le caerán como escamos de los ojos. Y
así tu padre podrá mirar y ver la luz.»