7 Y lloré. Cuando el sol se puso, cavé una fosa y sepulté el cadáver.
8 Mis vecinos se burlaban y decían: «Todavía no ha aprendido. (Pues,
en efecto, ya habían querido matarme por un hecho semejante.) Apenas si
pudo escapar y ya vuelve a sepultar a los muertos.»
9 Aquella misma noche, después de bañarme, salí al patio y me
recosté contra la tapia, con el rostro cubierto a causa del calor.