11 Y en aquel momento, extendiendo las manos hacia la ventana, oró
así: Bendito seas tú, Dios de misericordias, y bendito sea tu Nombre por los
siglos, y que todas tus obras te bendigan por siempre.
12 Vuelvo ahora mi rostro y alzo mi ojos hacia ti.
13 Manda que yo sea librada de la tierra, para no escuchar ultrajes.
14 Tú sabes, Señor, que yo estoy pura de todo contacto de varón;
15 que no he mancillado mi nombre ni el nombre de mi padre en la
tierra de mi cautividad. Soy la única hija de mi padre; no tiene otros hijos
que le hereden, no tiene junto a sí ningún hermano ni pariente a quien me
deba por mujer. Ya perdí siete maridos: ¿para qué quiero la vida? Si no te
place, Señor, darme la muerte, ¡mírame con compasión! y no tenga yo que
escuchar injurias.