13 Respondió el ángel: «Yo soy Azarías, hijo del gran Ananías, uno
de tus hermanos.»
14 Le dijo Tobit: «Seas venido sano y salvo, hermano; y no lleves a
mal, hermano, mi deseo de conocer con certeza tu nombre y familia.
Resulta ahora que eres de mi parentela y que perteneces a un linaje bueno y
honrado. He conocido a Ananías y a Natán, los dos hijos del gran Semeías;
ellos iban conmigo a Jerusalén y conmigo adoraban allí, sin desviarse del
buen camino. Tus hermanos son hombres de bien; de buen linaje procedes.
¡El gozo sea contigo!»
15 Y añadió: «Te daré como sueldo una dracma por día, y en lo
demás tendrás el mismo trato que mi hijo.
16 Vete con mi hijo y después te añadiré un sobresueldo.»
17 Le dijo el ángel: «Partiré con él y no abrigues temor; sanos
partimos y sanos regresaremos a ti, porque la ruta es segura.» Le respondió
Tobit: «Bendito seas, hermano.» Y llamando a su hijo le anunció:
«Hijo,
prepara las cosas para el camino y emprende la marcha con tu hermano; que
el Dios que está en los cielos os proteja allí y os devuelva a mí sanos; y su
ángel os acompañe con su protección, hijo.» Tobías se dispuso a emprender
la marcha y besó a su padre y a su madre. Tobit le dijo: «¡Que tengáis buen
viaje!»
18 Pero su madre lloraba y dijo a Tobit: «¿Por qué has hecho que se
vaya mi hijo? ¿No era él el bastón de nuestra mano, que siempre va y viene
con nosotros?