5 El ángel añadió: «Abre el pez, sácale la hiel, el corazón y el hígado
y guárdatelo, y tira los intestinos; porque su hiel, su corazón y
su hígado
son remedios útiles.»
6 El joven abrió el pez y tomó la hiel, el corazón y el hígado.
Asó
parte del pez y lo comió, salando el resto. Luego continuaron su camino, los
dos juntos, hasta cerca de Media.
7 Preguntó entonces el muchacho al ángel: «Hermano Azarías, ¿qué
remedios hay en el corazón, el hígado y la hiel del pez?»
8 Le respondió: «Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un
hombre o una mujer atormentados por un demonio o un espíritu malo,
el
humo ahuyenta todo mal y le hace desaparecer para siempre.
9 Cuanto a la hiel, untando con ella los ojos de un hombre atacado
por manchas blancas, y soplando sobre las manchas, queda curado.»
10 Cuando entraron en Media, y estando ya cerca de Ecbátana,