9 Y se acostaron para pasar la noche. Se levantó Ragüel y, llamando a
los criados que tenía en casa, fueron a cavar una tumba,
10 porque se decía: «No sea que haya muerto y nos sirva de mofa y
escarnio.»
11 Cuando tuvieron cavada la tumba, volvió Ragüel a casa, llamó a su
mujer
12 y le dijo: «Manda a una criada que entre a ver si vive; y si
ha
muerto, le enterraremos sin que nadie se entere.»
13 Mandaron a la criada, encendieron la lámpara y abrieron la puerta;
y entrando ella vio que estaban acostados juntos y dormidos.
14 Salió la criada y les anunció: «Vive, nada malo ha ocurrido.»
15 Ragüel bendijo al Dios del Cielo, diciendo: ¡Bendito seas, oh
Dios, con toda pura bendición y seas bendecido por los siglos todos!
16 Seas bendecido por haberme alegrado y no haber ocurrido el mal
que temía, sino que has hecho con nosotros según tu gran piedad.
17 Seas bendecido por tener compasión de dos hijos únicos. Ten,
Señor, piedad de ellos y dales tu salvación, y haz que su vida transcurra en
alegría y piedad.
18 Después ordenó a sus criados que rellenasen la fosa antes que
amaneciera.
19 Mandó a su mujer cocer una gran hornada; y él fue al establo,
tomó dos bueyes y cuatro carneros y ordenó que los aderezaran. Y
comenzaron los preparativos.
20 Hizo llamar a Tobías y le dijo: «Durante catorce días no te
moverás de aquí; te quedarás conmigo comiendo y bebiendo y llenarás de
gozo el corazón de mi hija por sus tristezas pasadas.
21 Luego, tomarás la mitad de todo cuanto aquí poseo y te volverás
con felicidad a casa de tu padre. Cuando mi mujer y yo hayamos muerto,
también será para vosotros la otra mitad. Ten confianza, hijo; yo
soy tu
padre y Edna tu madre; junto a ti estaremos y junto a tu hermana
desde
ahora en adelante. Ten confianza, hijo.»