4 Aquel día se avergonzarán los profetas, cada cual de su visión,
cuando profeticen, y no se vestirán el manto de pelo con ánimos de mentir,
5 sino que dirán cada uno: «¡Yo no soy profeta; soy un campesino,
pues la tierra es mi ocupación desde mi juventud!»
6 Y si alguien le dice: «¿Y esas heridas que hay entre tus manos?»,
responderá: «Las he recibido en casa de mis amigos.»
7 ¡Despierta, espada, contra mi pastor, y contra el hombre de mi
compañía!, oráculo de Yahveh Sebaot. ¡Hiere al pastor, que se dispersen las
ovejas, y yo tornaré mi mano contra los pequeños!