10 No oprimáis a la viuda, al huérfano, al forastero, ni al pobre; y no
maquinéis mal uno contra otro en vuestro corazón.
11 Para ellos no quisieron hacer caso; hombro rebelde presentaron y
endurecieron sus oídos para no escuchar;
12 su corazón hicieron de diamante para no oír la Ley y las palabras
que Yahveh Sebaot había dirigido por su espíritu, por ministerio de
los
antiguos profetas. Hubo entonces gran enojo de Yahveh Sebaot.