9 Así dice Yahveh Sebaot: Reafírmense vuestras manos, vosotros que
oís en estos días esas palabras de la boca de los profetas, desde el día en
que se echaron los cimientos de la Casa de Yahveh Sebaot, para la
reconstrucción del Templo.
10 Porque hasta estos días no había paga para los hombres ni paga
para el ganado; paz ninguna había, a causa del enemigo, para el que salía y
entraba, y yo había dado rienda suelta a todos los hombres unos
contra
otros.
11 Pero ahora ya no soy yo para el Resto de este pueblo como en días
pasados, oráculo de Yahveh Sebaot.
12 Porque hay simiente de paz: la vid dará su fruto, la tierra dará su
producto y los cielos darán su rocío; yo daré en posesión al Resto de este
pueblo todas estas cosas.
13 Y sucederá que así como habéis sido maldición entre las naciones,
casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré yo, y seréis
bendición; ¡no
tengáis miedo, y que se reafirmen vuestras manos!
14 Pues así dice Yahveh Sebaot: Como yo había decidido haceros
mal, cuando me irritaron vuestros padres - dice Yahveh Sebaot - y no me
arrepentí de ello,
15 así en cambio he decidido en estos días hacer bien a Jerusalén y a
la casa de Judá: ¡no temáis!
16 He aquí las cosas que debéis hacer: Decid verdad unos a otros;
juicio de paz juzgad en vuestras puertas;
17 mal unos contra otros no meditéis en vuestro corazón, y juramento
falso no améis, porque todas estas cosas las odio yo, oráculo de Yahveh.
18 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
19 «Así dice Yahveh Sebaot: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del
quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la
casa de Judá en regocijo, alegría y faustas solemnidades. Amad, pues,
la
verdad y la paz.»
20 Así dice Yahveh Sebaot: Todavía habrá pueblos que vengan, y
habitantes de grandes ciudades.
21 Y los habitantes de una ciudad irán a la otra diciendo: «Ea, vamos a
ablandar el rostro de Yahveh y a buscar a Yahveh Sebaot: ¡yo
también
voy!»
22 Y vendrán pueblos numerosos y naciones poderosas a buscar a
Yahveh Sebaot en Jerusalén, y a ablandar el rostro de Yahveh.
23 Así dice Yahveh Sebaot: En aquellos días, diez hombres de todas
las lenguas de las naciones asirán por la orla del manto a un judío diciendo:
«Queremos ir con vosotros, porque hemos oído decir que Dios está con
vosotros.»