Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Éxodo 12, 18-48

18 Comeréis ázimos en el mes primero, desde la tarde del día catorce
del mes hasta la tarde del día veintiuno.

19 No habrá levadura en vuestras casas por espacio de siete días; todo
aquel que coma algo fermentado, sea forastero o natural del país,
será
exterminado de la comunidad de Israel.

20 No comeréis nada fermentado; en todo lugar donde habitéis,
comeréis ázimos.»

21 Llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Id en
busca de reses menores para vuestras familias e inmolad la pascua.

22 Tomaréis un manojo de hisopo, lo mojaréis en la sangre que está en
la vasija y untaréis el dintel y las dos jambas con la sangre de la vasija; y
ninguno de vosotros saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana.

23 Yahveh pasará y herirá a los egipcios, pero al ver la sangre en el
dintel y en las dos jambas, Yahveh pasará de largo por aquella puerta y no
permitirá que el Exterminador entre en vuestras casas para herir.

24 Guardad este mandato como decreto perpetuo para vosotros y
vuestros hijos.


25 También guardaréis este rito cuando entréis en la tierra que os dará
Yahveh, según su promesa.

26 Y cuando os pregunten vuestros hijos: “¿Qué significa para
vosotros este rito?”,

27 responderéis: “Este es el sacrificio de la Pascua de Yahveh, que
pasó de largo por las casas de los israelitas en Egipto cuando hirió a los
egipcios y salvó nuestras casas.”» Entonces el pueblo se postró para adorar.

28 Fueron los israelitas e hicieron lo que había mandado Yahveh a
Moisés y a Aarón; así lo hicieron.

29 Y sucedió que, a media noche, Yahveh hirió en el país de Egipto a
todos los primogénitos, desde el primogénito de Faraón, que se sienta sobre
su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todo primer nacido
del ganado.

30 Levantóse Faraón aquella noche, con todos sus servidores y todos
los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde
no hubiese un muerto.

31 Llamó Faraón a Moisés y a Aarón, durante la noche, y les dijo:

«Levantaos y salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los israelitas, e id
a dar culto a Yahveh, como habéis dicho.

32 Tomad también vuestros rebaños y vuestras vacadas, como
dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí.»

33 Los egipcios por su parte instaban al pueblo para acelerar su salida
del país, pues decían. «Vamos a morir todos.»

34 Tomó, pues, el pueblo la masa, antes que fermentara y,
envolviendo en los mantos las artesas de la harina, se las
cargaron a
hombros.

35 Los israelitas hicieron lo que les dijo Moisés y pidieron a los
egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos.

36 Yahveh hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, los
cuales se los prestaron. Así despojaron a los egipcios.

37 Los israelitas partieron de Ramsés hacia Sukkot, unos 600.000
hombres de a pie, sin contar los niños.

38 Salió también con ellos una muchedumbre abigarrada y grandes
rebaños de ovejas y vacas.

39 De la masa que habían sacado de Egipto cocieron tortas ázimas,
porque no había fermentado todavía; pues al ser echados de Egipto
no
pudieron tomar víveres ni provisiones para el camino.

40 Los israelitas estuvieron en Egipto 430 años.

41 El mismo día que se cumplían los 430 años, salieron de la tierra de
Egipto todos los ejércitos de Yahveh.

42 Noche de guardia fue ésta para Yahveh, para sacarlos de la tierra
de Egipto. Esta misma noche será la noche de guardia en honor de Yahveh
para todos los israelitas, por todas sus generaciones.

43 Dijo Yahveh a Moisés y a Aarón: «Estas son las normas sobre la
Pascua: no comerá de ella ningún extranjero.


44 Todo siervo, comprado por dinero, a quien hayas circuncidado,
podrá comerla.

45 Pero el residente y el jornalero no la comerán.

46 Se ha de comer dentro de casa; no sacaréis fuera de casa nada de
carne, ni le quebraréis ningún hueso.

47 Toda la comunidad de Israel la celebrará.

48 Si un forastero que habita contigo quiere celebrar la Pascua de
Yahveh, que se circunciden todos sus varones, y entonces podrá acercarse
para celebrarla, pues será como los nativos; pero ningún incircunciso podrá
comerla.