20 poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento
de los israelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió la noche sin
que
pudieran trabar contacto unos con otros en toda la noche.
21 Moisés extendió su mano sobre el mar, y Yahveh hizo soplar
durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el mar, y
se
dividieron las aguas.
22 Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que
las aguas formaban muralla a derecha e izquierda.
23 Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en
medio del mar, todos los caballos de Faraón, y los carros con sus guerreros.
24 Llegada la vigilia matutina, miró Yahveh desde la columna de
fuego y humo hacia el ejército de los egipcios, y sembró la confusión en el
ejército egipcio.
25 Trastornó la ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con
gran dificultad. Y exclamaron los egipcios: «Huyamos ante Israel,
porque
Yahveh pelea por ellos contra los egipcios.»
26 Yahveh dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas
volverán sobre los egipcios, sobre sus carros y sobre los guerreros
de los
carros.»
27 Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar el alba volvió el
mar a su lecho; de modo que los egipcios, al querer huir, se vieron frente a
las aguas. Así precipitó Yahveh a los egipcios en medio del mar,
28 pues al retroceder las aguas cubrieron los carros y a su gente,
a
todo el ejército de Faraón, que había entrado en el mar para perseguirlos; no
escapó ni uno siquiera.
29 Mas los israelitas pasaron a pie enjuto por en medio del mar,
mientras las aguas hacían muralla a derecha e izquierda.
30 Aquel día salvó Yahveh a Israel del poder de los egipcios; e Israel
vio a los egipcios muertos a orillas del mar.
31 Y viendo Israel la mano fuerte que Yahveh había desplegado
contra los egipcios, temió el pueblo a Yahveh, y creyeron en Yahveh y en
Moisés, su siervo.