9 Dijo Yahveh a Moisés: «Mira: Voy a presentarme a ti en una densa
nube para que el pueblo me oiga hablar contigo, y así te dé
crédito para
siempre.» Y Moisés refirió a Yahveh las palabras del pueblo.
10 Yahveh dijo a Moisés: «Ve donde el pueblo y haz que se
santifiquen hoy y mañana; que laven sus vestidos
11 y estén preparados para el tercer día; porque al día tercero
descenderá Yahveh a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí.
12 Deslinda el contorno de la montaña, y di: Guardaos de subir al
monte y aun de tocar su falda. Todo aquel que toque el monte morirá.
13 Pero nadie pondrá la mano sobre el culpable, sino que será
lapidado o asaeteado; sea hombre o bestia, no quedará con vida.
Cuando
resuene el cuerno, subirán ellos al monte.»
14 Bajó, pues, Moisés del monte, adonde estaba el pueblo, y ellos
lavaron sus vestidos.
15 Y dijo al pueblo: «Estad preparados para el tercer día, y absteneos
de mujer.»
16 Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una
densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo
el
pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.
17 Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al
encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte.
18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahveh había descendido
sobre él en el fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el
monte
retemblaba con violencia.
19 El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés
hablaba y Dios le respondía con el trueno.
20 Yahveh bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte; llamó Yahveh
a Moisés a la cima de la montaña y Moisés subió.
21 Dijo Yahveh a Moisés: «Baja y conjura al pueblo que no traspase
las lindes para ver a Yahveh, porque morirían muchos de ellos;
22 aun los sacerdotes que se acercan a Yahveh deben santificarse para
que Yahveh no irrumpa contra ellos.»