4 No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los
cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en
las aguas
debajo de la tierra.
5 No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu
Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,
6 y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan
mis mandamientos.
7 No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios; porque Yahveh
no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.
8 Recuerda el día del sábado para santificarlo.
9 Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,
10 pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No
harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu
sierva, ni
tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad.
11 Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y
todo
cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del
sábado y lo hizo sagrado.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días
sobre la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No robarás.
16 No darás testimonio falso contra tu prójimo.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de
tu
prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de
tu prójimo.»
18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la
trompeta y el monte humeante, y temblando de miedo se mantenía a
distancia.
19 Dijeron a Moisés: «Habla tú con nosotros, que podremos
entenderte, pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos.»
20 Respondió Moisés al pueblo: «No temáis, pues Dios ha venido para
poneros a prueba, para que su temor esté ante vuestros ojos, y no pequéis».
21 Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a
la densa nube donde estaba Dios.