4 Si su amo le dio mujer, y ella le dio a luz hijos o hijas, la mujer y sus
hijos serán del amo, y él saldrá solo.
5 Si el esclavo declara: «Yo quiero a mi señor, a mi mujer y a
mis
hijos; renuncio a la libertad»
6 su amo le llevará ante Dios y, arrimándolo a la puerta o a la jamba,
su amo le horadará la oreja con una lezna; y quedará a su servicio
para
siempre.
7 Si un hombre vende a su hija por esclava, ésta no saldrá de la
esclavitud como salen los esclavos.
8 Si no agrada a su señor que la había destinado para sí, éste permitirá
su rescate; y no podrá venderla a gente extraña, tratándola con engaño.
9 Si la destina para su hijo, le dará el mismo trato que a sus hijas.
10 Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá a la primera la comida,
ni el vestido ni los derechos conyugales.
11 Y si no le da estas tres cosas, ella podrá salirse de balde sin pagar
rescate.
12 El que hiera mortalmente a otro, morirá;
13 pero si no estaba al acecho, sino que Dios se lo puso al alcance de
la mano, yo te señalaré un lugar donde éste pueda refugiarse.
14 Pero al que se atreva a matar a su prójimo con alevosía, hasta de mi
altar le arrancarás para matarle.
15 El que pegue a su padre o a su madre morirá.
16 Quien rapte a una persona - la haya vendido o esté todavía en su
poder - morirá.
17 Quien maldiga a su padre o a su madre morirá.
18 Si dos hombres riñen y uno hiere a otro con una piedra o con el
puño, pero no muere, sino que, después de guardar cama,
19 puede levantarse y andar por la calle, apoyado en su bastón, el que
le hirió quedará exculpado, pero pagará el tiempo perdido y los gastos de la
curación completa.
20 Si un hombre golpea a su siervo o a su sierva con un palo y muere
a sus manos, cae bajo la ley de venganza.