4 Mandarás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada de la
Tienda del Encuentro, donde los bañarás con agua.
5 Tomarás las vestiduras y vestirás a Aarón con la túnica, el manto del
efod, el efod y el pectoral, que ceñirás con la cinta del efod.
6 Pondrás la tiara sobre su cabeza, y sobre la tiara colocarás la
diadema sagrada.
7 Entonces tomarás el óleo de la unción, lo derramarás sobre su
cabeza y así le ungirás.
8 Harás igualmente que se acerquen sus hijos y los vestirás con
túnicas;
9 ceñirás a Aarón y a sus hijos las fajas y les pondrás las
mitras. A
ellos les corresponderá el sacerdocio por decreto perpetuo. Así investirás a
Aarón y a sus hijos.
10 Presentarás el novillo ante la Tienda del Encuentro, y Aarón y sus
hijos impondrán las manos sobre la cabeza del novillo.
11 Luego inmolarás el novillo delante de Yahveh, a la entrada de la
Tienda del Encuentro.
12 Tomando sangre del novillo, untarás con tu dedo los cuernos del
altar, y derramarás toda la sangre al pie del altar.
13 Saca todo el sebo que cubre las entrañas, el que queda junto al
hígado, y los dos riñones con el sebo que los envuelve, para quemarlo en el
altar.
14 Pero quemarás fuera del campamento la carne del novillo, con su
piel y sus excrementos. Es sacrificio por el pecado.
15 Después tomarás uno de los carneros y Aarón y sus hijos
impondrán las manos sobre la cabeza del carnero.
16 Una vez inmolado el carnero, tomarás su sangre y la derramarás en
torno al altar.
17 Luego despedazarás el carnero, lavarás sus entrañas y sus patas; las
pondrás sobre sus porciones y sobre su cabeza,
18 y quemarás todo el carnero en el altar. Es holocausto para Yahveh,
calmante aroma de manjares abrasados en honor de Yahveh.
19 Tomarás también el segundo carnero, y Aarón y sus hijos
impondrán las manos sobre la cabeza del carnero.
20 Una vez inmolado, tomarás su sangre y untarás con ella el lóbulo
de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos; el
pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y derramarás la
sangre alrededor del altar.
21 Tomarás luego sangre de la que está sobre el altar, y óleo de
la
unción, para rociar a Aarón y sus vestiduras, a sus hijos y las vestiduras de
sus hijos juntamente con él. Así quedará consagrado él y sus vestiduras y
con él sus hijos y las vestiduras de sus hijos.
22 Toma después el sebo de este carnero: la cola, el sebo que cubre las
entrañas, el que queda junto al hígado, los dos riñones con el sebo que lo
envuelve y la pierna derecha, porque se trata del carnero de la investidura.
23 Toma del canastillo de los ázimos que está delante de Yahveh un
pan redondo, una torta de pan de aceite y otra, untada de aceite.
24 Lo pondrás todo sobre las palmas de las manos de Aarón y de sus
hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahveh.
25 Después lo tomarás de sus manos y lo quemarás en el altar junto al
holocausto como calmante aroma ante Yahveh. Es un manjar abrasado en
honor de Yahveh.
26 Tomarás también el pecho del carnero inmolado por la investidura
de Aarón, y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahveh; esa será
tu porción.
27 Así santificarás el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la
ofrenda reservada, es decir, lo que ha sido mecido y reservado del carnero
de la investidura de Aarón y de sus hijos;
28 según decreto perpetuo, pertenecerán a Aarón y a sus hijos, como
porción recibida de los israelitas, porque es ofrenda
reservada; será
reservada de lo que ofrecen los israelitas, en sus sacrificios de
comunión
como ofrenda reservada a Yahveh.
29 Las vestiduras sagradas de Aarón serán, después de él, para sus
hijos, de modo que, vestidos con ellas, sean ungidos e investidos.
30 Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que le suceda como
sacerdote y entre en la Tienda del Encuentro para oficiar en el Santuario.
31 Tomarás después el carnero de la investidura y cocerás su carne en
lugar sagrado;
32 Aarón y sus hijos comerán a la entrada de la Tienda del Encuentro
la carne del carnero y el pan del canastillo.
33 Comerán aquello que ha servido para su expiación al investirlos y
consagrarlos; pero que ningún laico coma de ello, porque es cosa sagrada.