3 Y todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que llevaba en las
orejas, y los entregó a Aarón.
4 Los tomó él de sus manos, hizo un molde y fundió un becerro.
Entonces ellos exclamaron: «Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de
la tierra de Egipto.»
5 Viendo esto Aarón, erigió un altar ante el becerro y anunció:
«Mañana habrá fiesta en honor de Yahveh.»
6 Al día siguiente se levantaron de madrugada y ofrecieron
holocaustos y presentaron sacrificios de comunión. Luego se sentó el
pueblo a comer y beber, y después se levantaron para solazarse.
7 Entonces habló Yahveh a Moisés, y dijo: «¡Anda, baja! Porque tu
pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, ha pecado.
8 Bien pronto se han apartado el camino que yo les había prescrito. Se
han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él; le han
ofrecido
sacrificios y han dicho: “Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la
tierra de Egipto.”»
9 Y dijo Yahveh a Moisés: «Ya veo que este pueblo es un pueblo de
dura cerviz.
10 Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de
ti, en cambio, haré un gran pueblo.»
11 Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su Dios, diciendo: “¿Por
qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, el que tú sacaste
de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte?
12 ¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los ha sacado, para
matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra? Abandona el
ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el mal contra tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los
cuales juraste por ti mismo: Multiplicaré vuestra descendencia como las
estrellas del cielo; toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros
descendientes, y ellos la poseerán como herencia para siempre.»
14 Y Yahveh renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su
pueblo.
15 Volvióse Moisés y bajó del monte, con las dos tablas
del
Testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados; por una y otra cara
estaban escritas.
16 Las tablas eran obra de Dios, y la escritura, grabada sobre las
mismas, era escritura de Dios.
17 Cuando Josué oyó la voz del pueblo que gritaba, dijo a Moisés:
«Gritos de guerra en el campamento.»
18 Respondió Moisés: «No son gritos de victoria, ni alarido de
derrota. Cantos a coro es lo que oigo.»
19 Cuando Moisés llegó cerca del campamento y vio el becerro y las
danzas, ardió en ira, arrojó de su mano las tablas y las hizo añicos al pie del
monte.
20 Luego tomó el becerro que habían hecho, lo quemó y lo molió
hasta reducirlo a polvo, que esparció en el agua, y se lo dio a beber a los
israelitas.
21 Y dijo Moisés a Aarón: «¿Qué te hizo este pueblo para que hayas
traído sobre él tan gran pecado?»
22 Aarón respondió: «No se encienda la ira de mi señor. Tú mismo
sabes que este pueblo es inclinado al mal.
23 Me dijeron: “Haznos un dios que vaya delante de nosotros, ya que
no sabemos qué le ha sucedido a Moisés, el hombre que nos sacó de
la
tierra de Egipto.”
24 Yo les contesté: “El que tenga oro despréndase.” Ellos se lo
quitaron y me lo dieron; yo lo eché al fuego y salió este becerro.»
25 Vio Moisés al pueblo desenfrenado - pues Aarón les había
permitido entregarse a la idolatría en medio de sus adversarios -
26 y se puso Moisés a la puerta del campamento, y exclamó: «¡A mí
los de Yahveh!» y se le unieron todos los hijos de Leví.
27 El les dijo: «Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Cíñase cada uno su
espada al costado; pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta,
y matad cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente.»
28 Cumplieron los hijos de Leví la orden de Moisés; y cayeron aquel
día unos 3000 hombres del pueblo.
29 Y dijo Moisés: «Hoy habéis recibido la investidura como
sacerdotes de Yahveh, cada uno a costa de vuestros hijos y vuestros
hermanos, para que él os dé hoy la bendición.»
30 Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: «Habéis cometido un gran
pecado. Yo voy a subir ahora donde Yahveh; acaso pueda obtener la
expiación de vuestro pecado.»
31 Volvió Moisés donde Yahveh y dijo: «¡Ay! Este pueblo ha
cometido un gran pecado al hacerse un dios de oro.
32 Con todo, si te dignas perdonar su pecado..., y si no, bórrame del
libro que has escrito.»
33 Yahveh respondió a Moisés: Al que peque contra mí, le borraré yo
de mi libro.