5 Descendió Yahveh en forma de nube y se puso allí junto a él.
Moisés invocó el nombre de Yahveh.
6 Yahveh pasó por delante de él y exclamó: «Yahveh, Yahveh, Dios
misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad,
7 que mantiene su amor por millares, que perdona la iniquidad, la
rebeldía y el pecado, pero no los deja impunes; que castiga la iniquidad de
los padres en los hijos y en los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta
generación.»
8 Al instante, Moisés cayó en tierra de rodillas y se postró,
9 diciendo: «Si en verdad he hallado gracia a tus ojos, oh Señor,
dígnese mi Señor venir en medio de nosotros, aunque sea un pueblo de dura
cerviz; perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y recíbenos
por
herencia tuya.»
10 Respondió él: «Mira, voy a hacer una alianza; realizaré maravillas
delante de todo tu pueblo, cono nunca se han hecho en toda la tierra ni en
nación alguna; y todo el pueblo que te rodea verá la obra de
Yahveh;
porque he de hacer por medio de ti cosas que causen temor.
11 Observa bien lo que hoy te mando. He aquí que voy a expulsar
delante de ti al amorreo, al cananeo, al hitita, al perizita, al
jivita y al
jebuseo.
12 Guárdate de hacer pacto con los habitantes del país en que vas a
entrar, para que no sean un lazo en medio de ti.