12 Esparcióse, pues, el pueblo por el país de Egipto en busca de
rastrojo para emplearlo como paja.
13 Los capataces por su lado los apremiaban, diciendo: «Terminad la
tarea que os ha sido fijada para cada día, como cuando había paja.»
14 A los escribas de los israelitas, que los capataces de Faraón habían
puesto al frente de aquéllos, se les castigó, diciéndoles: «¿Por qué no habéis
hecho, ni ayer ni hoy, la misma cantidad de ladrillos que antes?»
15 Los escribas de los israelitas fueron a quejarse a Faraón, diciendo:
«¿Por qué tratas así a tus siervos?
16 No se da paja a tus siervos y sin embargo nos dicen: “Haced
ladrillos.” Y he aquí que tus siervos son castigados...»
17 El respondió: «Haraganes sois, grandes haraganes; por eso decís:
“Vamos a ofrecer sacrificios a Yahveh.”
18 Pues, id a trabajar; no se os dará paja, y habéis de entregar
la
cantidad de ladrillos señalada.»
19 Los escribas de los israelitas se vieron en grande aprieto, pues les
ordenaron: «No disminuiréis vuestra producción diaria de ladrillos.»
20 Encontráronse, pues, con Moisés y Aarón, que les estaban
esperando a la salida de su entrevista con Faraón,
21 y les dijeron: Que Yahveh os examine y que él os juzgue por
habernos hecho odiosos a Faraón y a sus siervos y haber puesto la espada
en sus manos para matarnos.»
22 Volvióse entonces Moisés a Yahveh y dijo: «Señor, ¿por qué
maltratas a este pueblo? ¿por qué me has enviado?
23 Pues desde que fui a Faraón para hablarle en tu nombre está
maltratando a este pueblo, y tú no haces nada por librarle.»