21 Los peces del Río murieron, el Río quedó apestado de modo que
los egipcios nos pudieron beber el agua del Río; hubo sangre en
todo el
país de Egipto.
22 Pero lo mismo hicieron con sus encantamientos los magos de
Egipto; y el corazón de Faraón se endureció y no les escuchó, como había
dicho Yahveh.