20 Así lo hizo Yahveh, y un enorme enjambre de tábanos vino sobre
la casa de Faraón y la casas de sus siervos; y toda la tierra de
Egipto; la
tierra fue devastada por los tábanos.
21 Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: «Id y ofreced
sacrificios a vuestro Dios en este país.»
22 Moisés respondió: «No conviene que se haga así, porque el
sacrificio que ofrecemos a Yahveh, nuestro Dios, es abominación para los
egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si ofreciéramos ante sus ojos un
sacrificio que para ellos es abominable?