5 Respondió Moisés a Faraón: «Dígnate indicarme cuándo he de rogar
por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que se alejen las ranas de ti y de
tus casas, y queden solamente en el Río.»
6 «Mañana», contestó el. Replicó Moisés: «Será conforme a tu
palabra, para que sepas que no hay como Yahveh, nuestro Dios.
7 Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de
tu
pueblo, y quedarán sólo en el Río.»
8 Salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón, invocó Moisés a
Yahveh acerca de las ranas que afligían a Faraón,
9 y Yahveh hizo lo que Moisés pedía: murieron las ranas de las casas,
de los patios y de los campos.
10 Las juntaron en montones y el país apestaba.
11 Pero Faraón viendo que tenía este respiro, endureció su corazón, y
no les escuchó como había predicho Yahveh.