Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Domingo XXII Tiempo Ordinario

CAMINEO.INFO.- Casi cada día mientras rezo en la capilla por la tarde, entra en la iglesia una mujer que da toda la vuelta al templo, y se para en cada imagen unos momentos, y vuelve a salir.

 

Hoy, Jesús en el evangelio hace una cosa muy importante: clarifica cuál es la religiosidad buena, correcta, que hace bien al hombre.

 

No digo que esté mal lo que hace esta señora, después veremos qué pasa. Esta señora hace esto pero nosotros hacemos cosas parecidas: siguiendo ciertas costumbres, ciertas tradiciones: rosarios, novenas, prácticas de piedad. La Casa de Andalucía hace la procesión en la Semana Santa. Hay gente que siempre que pasa por delante de la Madre de Dios que tenemos fuera la iglesia se para y hace unos momentos de silencio, o pone un cirio o deja unas flores.

 

¿Qué pasa con todo esto? ¿Está bien o está mal? Sirve para alguna cosa o no sirve para nada? Jesús hoy nos ilumina esta cuestión.  Jesús con sus palabras quiere ayudarnos a vivir más perfectamente nuestra relación con Él.

Es preciso empezar diciendo que Dios al Pueblo de Israel en el Sinaí, le dio diez mandamientos, que no se han de ver como diez prohibiciones sinó como los consejos de un padre a un hijo para que camine por el camino del bien. En la primera lectura hemos leído cómo Dios después de dar los diez mandamientos les  dice: “No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada”. Pero con el paso de los siglos los judíos fueron ampliando estos preceptos con multitud de prácticas, prohibiciones y rituales. En tiempos de Jesús había más de seiscientos preceptos que era necesario cumplir.

 

Jesús choca con la manera de entender la religiosidad de los fariseos y maestros de la ley, una religiosidad muy centrada en un cumplimiento externo de muchos preceptos y prácticas religiosas. 

 

Entonces, ¿qué pasaba? Estas prácticas no les ponían en contacto con Dios, se quedaban en la práctica exterior. No entraba el corazón en esta práctica exterior. Lo que era importante era hacer la cosa, no cómo se hace, ni por qué se hace. La mediación, lo que hacen, no les sirve para entrar en contacto con Dios, para cambiar el corazón. Todo esto les lleva a una vivencia muy rigorista y legalista de la religión.

¿Qué dice Jesús ante esto? “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Fuertes palabras!

 

Pienso que todos llevamos un pequeño fariseo dentro de nosotros... Todos tenemos una tendencia a reducir la religión a unas prácticas externas (a hacer unas cosas, y no damos demasiada importancia al cómo las hacemos y por qué las hacemos) y entonces la práctica religiosa que hacemos no nos ayuda a entrar en contacto con Dios, la práctica religiosa no nos cambia el corazón...

 

Jesús con este evangelio viene a decir que la verdadera religiosidad es la que lleva a tener un corazón limpio. Un corazón del que no salen pensamientos malos, fornicaciones, adulterios, estafas, engaños, indecencias, envidias, insultos, arrogancias,... Verdadera religiosidad = corazón limpio.

 

Volvamos al inicio, ¿lo que hace aquella señora es bueno o malo? Si lo que hace la pone en contacto con Dios, si le ayuda a ir cambiando el corazón, es bueno. Si no le sirve para esto y lo ha convertido en una costumbre, malo. Jesús le diría: “Me honras con los labios, pero tu corazón se mantiene lejos de mi. Abandonas los mandamientos de Dios, para mantener tus costumbres”. 

 

Para los que participan de la procesión de la Semana Santa, ¿es buena o es mala? Depende. Si te pone en contacto con Dios, si te ayuda a cambiar el corazón, genial. Si acaba siendo un gesto exterior, una costumbre, donde no pones el corazón, malo. 

 

Esto nos ha de llevar a revisarnos todos, yo el primero, para ver cómo vivimos los actos de piedad. ¿Cómo vivimos la misa, la oración, el rosario, la novena...?

¿Nos pone en contacto con Dios? ¿Me encuentro con Jesucristo en estos actos?

¿Soy consciente? ¿Pongo atención en lo que hago? ¿Cómo rezo el gloria, el credo, el padrenuestro? ¿Hay el corazón detrás de cada una de las palabras que pronunciamos? ¿Con qué atención escucho la Palabra?

¿Lo que hacemos nos va cambiando el corazón?

¿Honro sólo con los labios?

¿Lo he convertido en una costumbre, he caído en la rutina?

 

Tan importante es hacer las cosas, ir a misa, rezar, etc... como es, ¡¡¡cómo las hacemos!!!

Me honras con los labios, pero tu corazón se mantiene lejos de mi. Abandonas los mandamientos de Dios, para mantener tus costumbres”. ¿Me lo podría decir Jesús a mi? Recémoslo esta semana...

 

Hoy Jesús nos ha dado pistas muy importantes de cara a tener una religiosidad humanizadora y transformadora. Que así sea...

01-09-2024 12:19:00
Via: http://www.camineo.info/news/266/ARTICLE/39440/2024-09-01.html